LA FIEBRE DE “LA TIRANA”
Published lunes, julio 24, 2006 by El Polémico | E-mail this post
Por Fernando san Román B.
Nadie puede quedar indiferente a este verdadero fenómeno llamado La Tirana. ¿Fe, negocio, carrete? ¿Qué hay detrás de todo esto? Si hasta esta página editorial se la dedicamos. Y eso que yo no soy católico.
Los comerciantes sufrieron al ver reducidas sus ventas por la partida de decenas de tocopillanos a la primera región. Hasta El Polémico se pospuso una semana.
Se calcula que más de 220 mil visitantes llegaron al poblado que sólo cuenta con cerca de 600 habitantes.
Los medios de comunicación resaltan la fe cristiana, la entrega y el sacrificio de los fieles que muchas veces se las ingenian para llegar hasta tan lejos. Otro hecho que se destaca en los diarios y en las páginas webs son los bailes religiosos que se preparan con meses de anticipación para participar. Este año Tocopilla abrió la “fiesta”, motivo de celebración y orgullo para muchos.
Sin embargo –y sin el ánimo de ofender a quienes realmente sienten fe y devoción por ese santuario-, también es necesario analizar el trasfondo de esta llamada “fiesta”.
Muchos otros utilizan este evento como pretexto para sus carretes. En gran parte de estas fiestocas corre el alcohol y en algunos casos las drogas. Esto, a pesar de la Ley Seca y el aumento significativo de la presencia policial en la zona.
La delincuencia no deja de estar presente cada año. Tras el recuento final quedarán las estadísticas de detenciones en el archivo policial.
Hasta el alcalde de Tocopilla y los concejales se fueron a dar una vuelta.
Otro tema es la leyenda de La Tirana -lo que da para un artículo aparte- a través de la cual se ha estigmatizado a los pueblos indígenas de la época con una historia manipulada.
Una de las imágenes que simbolizan a este santuario son las mandas que realizan algunas personas para pagar “favores”. Es común ver a “fieles” arrastrándose con sus rodillas destrozadas. ¿Querrá realmente Dios que alguien se haga daño?
Un amigo me dijo: “Yo estoy lleno de deudas, no tengo ni un peso y mi vecina –que está peor que yo- se fue con un camión repleto a La Tirana”.
No es que uno esté contra esta “fiesta religiosa”. Uno no se opone al carrete. Lo que molesta es la hipocresía de quienes utilizan como excusa a la virgen para curarse como piojo o para hacer de la fe un buen negocio.
(Editorial publicada en edición escrita del 22 de julio de 2006)
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