Hace bastante tiempo se viene escuchando en Tocopilla que las condiciones de trabajo en Mantos de la Luna son precarias y que los obreros se encuentran en condiciones de explotación e indignidad. Todo el mundo lo comenta, todo el mundo lo sabe. Pero pareciera que nada ocurre y que todo está bien. Por lo menos esa es la imagen que proyecta Moyano y Jorge Peralta cuando deliran y fantasean con que nuestro puerto realmente ha progresado. Y se llenan la boca diciendo que “hay mucho trabajo” y que el que no trabaja es “porque no quiere trabajar”. ¡Qué lástima dan nuestros pobres representantes!
Pero, ¿de qué clase de trabajo estamos hablando?
Ya era hora de comprobar en terreno la grave situación que se vive a decenas de kilómetros de nuestro puerto. Y lo hicimos el pasado miércoles 9 de noviembre…
Nos levantamos muy temprano (alrededor de las 6 de la madrugada) y por medio de un mecanismo que no podemos revelar, logramos ingresar a las obras de la empresa Mantos de la Luna, burlando la seguridad y la vigilancia (aunque en realidad simplemente caminamos).
Tomamos decenas de fotografías, recorrimos las obras y acompañamos a los trabajadores de la empresa contratista DBI. Nos infiltramos y nos transformamos en un trabajador más y vimos la prepotencia con que se trata a los pobladores que sólo buscan una fuente de ingresos para mantener a sus familias.
Fuimos testigos del despido de 100 trabajadores de DBI, a quienes se les canceló argumentando el término de las obras… Sin embargo, la empresa se deshizo de ellos sin motivo aparente. Es curioso, ya que el día anterior habían protestado por el no pago de sus sueldos y se les amenazó con despidos. Al parecer cumplieron su advertencia.
Además, el papel de cancelación venía con fecha 8 de octubre, en circunstancias de que se les canceló el 9 de noviembre.
“Tratan de engañarnos… No hay que firmar”, dijeron los trabajadores.
DBI les adeudaba varios meses de sueldos y a otros, los finiquitos (Al cierre de esta edición aún persistían algunos problemas de pagos).
El caso de DBI es increíble: la empresa no paga, tenía malos buses (hoy han mejorado) y fue multada por la Inspección del trabajo. Pero no paga las multas y hace lo que quiere. Y tienen esperando a su gente. Y todo el mundo se sienta a mirar el espectáculo sin hacer nada.
La gran mayoría de los trabajadores no confía en las instituciones públicas y manifiestan abiertamente sus dudas respecto a la labor desarrollada por la Inspección Provincial del Trabajo:
“En la Inspección no hacen nada, no nos defienden… Buscan quedar bien con la empresa y no se la juegan. Además, el inspector se reúne con los jefes de DBI en el Hotel Croacia”, comenta Daniel, un ex trabajador.
Durante el recorrido por diferentes puntos de las obras de Mantos de la Luna, algunos trabajadores nos manifestaban sus preocupaciones y denunciaban que las condiciones de trabajo son pésimas.
El comedor de DBI es pequeño y los trabajadores consumen sus alimentos rodeados de polvo. Los baños químicos están insalubres.
No es un trabajo armónico. Hay temor a reclamar por posibles represalias y el trato es inhumano.
“Más encima, los viajes eran terroríficos… Se salían las ruedas, se incendió un bus. Ahora último llegaron unos de mejor calidad, pero hace unas semanas quedó en pana uno de los supuestos buses nuevos”, recuerda un padre de familia.
Nuestra presencia en Mantos de la Luna no fue advertida por la jefatura hasta un par de horas después que llegamos.
Personal de DBI y de la Compañía Minera nos increpó y pidió que entregáramos la cámara fotográfica.
Rápidamente los trabajadores afectados nos rodearon e impidieron que ocurriera un enfrentamiento directo.
Todos los “jefes” y “funcionarios” que llegaron a enfrentarnos hablaban de “democracia”, “derechos humanos” y daban lecciones de periodismo, derechos laborales y prevención de riesgos. Sin embargo, al parecer no tienen idea de nada de aquello.
Tras ser descubiertos y contando con la protección de los trabajadores en todo momento, Compañía Minera solicitó reunirse con nosotros en sus oficinas. Concurrimos al lugar junto a un representante de los trabajadores y finalmente la reunión no se realizó, ya que la empresa sólo nos “entretuvo” algunos minutos y dilató nuestra presencia en el lugar con intenciones que desconocemos.
Alrededor de las 10 de la mañana del miércoles 9 de noviembre, los trabajadores decidieron bajar a Tocopilla a cobrar los pagos en el Banco. Nosotros quisimos bajar con ellos, pero una prevencionista de riesgos intentó impedir que nos subiéramos en los buses. Dijo que nos daría lecciones de prevención de riesgos y nosotros prometimos traerle de regalo un Código Laboral y leérselo para que lo aprenda y lo respeten (El Código Laboral es malo, pero ni siquiera lo respetan). La mujer dijo conocer muy bien los derechos de los trabajadores, lo que, obviamente, causó risotadas.
Con el apoyo de los trabajadores logramos abordar los buses y regresamos a Tocopilla. En el viaje –con mucho polvo y harta turbulencia- los obreros decían sentirse humillados y maltratados por la empresa. Algunos de ellos llevaban semanas sin recibir su plata.
“¿Con qué quieren que alimente a mi hija? Están jugando con nosotros”, expresó un joven de 19 años.
Y así es. A la empresa no le importa nada. Y Mantos de la Luna, que contrató a DBI, simplemente se lava las manos y dice que no es su responsabilidad. Pero sí la es, pues debe velar porque cumplan el contrato y le paguen a sus trabajadores.
“Lo que pasa es que aquí hay muchos intereses cruzados… Fíjate que hay gente de DBI que tiene relación muy directa con Compañía Minera, es decir, Mantos de la Luna. Por eso después le dan los contratos a ellos”, revela un antiguo trabajador de faenas.

Lo cierto es que los trabajadores se encuentran totalmente desprotegidos y a merced de los intereses de las empresas que tienen por objetivo ganar plata, sin importar las condiciones en que se desempeñen los obreros. Es un problema del sistema, ya que el Código Laboral está hecho a la medida y no resguarda ni protege a los trabajadores.
Pero también es importante advertir que las autoridades no han movido un dedo para solucionar este grave problema laboral. Tanto el gobernador provincial Jorge Peralta como el alcalde Luis Moyano y su “equipo” de concejales no han hecho nada concreto (más allá de aparecer en escena cuando hay harta gente o abrir la boca sin actuar en los hechos). Se han transformado en verdaderos cómplices de la explotación laboral y el abuso empresarial. Ellos están contentos con los sueldos que ganan y con los viajes que realizan por todo el país. Pero no les preocupa que un obrero gane el sueldo mínimo o que no le paguen su sueldo. Tal parece que les da exactamente lo mismo.
¿Qué ha hecho para defender a los trabajadores el señor Luis Moyano o el señor Jorge Peralta?: ¡Nada!
“Nosotros creemos que efectivamente las autoridades son cómplices de esta injusta situación que se vive en el plano laboral… Principalmente el gobernador que representa al presidente Lagos y Moyano que durante la campaña nos visitó a todos nosotros en nuestras casas para pedirnos el voto y ahora no hace nada”, dicen los trabajadores.

Ni el inspector del trabajo, ni el alcalde, ni el gobernador, ni los concejales han sido capaces de conocer las condiciones de trabajo en Mantos de la Luna. Nosotros nos adelantamos y descubrimos que le han estado mintiendo todo este tiempo a Tocopilla y han estado explotando y abusando de nuestros trabajadores.