Por Fernando San Román B.

Juan Pablo Galea y Álvaro Corrales salían de una fiesta de cumpleaños que se realizó el sábado 24 de junio en el Club de Leones. Al ver una pelea que se producía en esos momentos, los jóvenes subieron por Bolívar para no verse involucrados en la violencia. Al llegar a Sucre, la madrugada se interrumpió por la abrupta llegada de vehículos policiales a la calle. La violencia igual los alcanzó…

AGRESIONES

“De repente llegan dos camionetas de carabineros y se bajan 3 policías corriendo y me botan inmediatamente al piso”, relata Juan Pablo.
“Me pegaban patadas en la espalda, combos en la cabeza, me tiraban de las mechas”, agrega.
Lo mismo le ocurrió a Álvaro:
“A mí también me tiraron al suelo. Yo traté de correr, pero me pescaron igual. Me pegaron patadas y combos y casi destruyen el bajo que andaba trayendo, que es el instrumento musical que toco y que resultó dañado”, cuenta.
Los jóvenes recuerdan que en todo momento los funcionarios policiales les tomaban la cabeza para que no pudieran identificarlos. A pesar de eso, logran reconocer al funcionario Rosales como uno de los efectivos que participó en el “procedimiento”.
“Nosotros preguntábamos por qué nos detenían y no nos respondían, sólo nos tiraron al interior de los móviles”, afirman.
Durante el trayecto a la comisaría los jóvenes advirtieron que los vehículos frenaban de improviso y aceleraban a gran velocidad, lo que provocaba que ellos se golpearan al interior de las camionetas.
“Al llegar a la comisaría nos bajan a golpes, nos pescan de las mechas y nos van pegando durante todo el trayecto hacia el calabozo. Todos los carabineros nos pegaban combos y patadas y no podíamos ver quienes eran”, aseguran.
“Yo veía como le pegaban al Juan Pablo”, indica Álvaro.
“Nos insultaban y nos decían anarquistas culiaos por nuestra vestimenta”, señalan.
Ya en el calabozo, carabineros hizo firmar a los jóvenes un documento en el que se consignaba que fueron detenidos por infracción a la ley de alcoholes.
“Nosotros no veíamos nada y no sabíamos que íbamos a firmar, ya que sólo nos tiraron un papel doblado en donde estaba el espacio para poner la firma y nos dijeron que si firmábamos nos dejaban libres”, cuentan.
Finalmente ambos adolescentes son dejados en libertad y se les cursó un parte por ebriedad, imputación que niegan tajantemente. En el documento que firmaron, además, queda establecido que no fueron golpeados. Es decir, carabineros se puso el parche ante la herida.
“No estábamos curados y hasta el momento no sabemos el motivo de nuestra detención, aunque nos sentimos discriminados por nuestra tendencia”, enfatizaron.

PADRES

Al ver que sus hijos llegaron a casa con chichones y golpes en el cuerpo y al enterarse de la injusta detención, los padres de los jóvenes concurren a la comisaría a pedir explicaciones.
La mamá de Juan Pablo Galea logra constatar las lesiones de su hijo en el hospital, pero carabineros no habría retirado el informe.
En el cuartel policial se encuentran –según relatan- con un trato prepotente y ofensivo por parte del Capitán Roberto Guzmán.
“El comisario se burlaba y nos trataba súper mal. Decía que nuestros hijos eran curados. Y que los golpes se los habían provocado ellos mismos al caerse al piso por lo borrachos que estaban”, asegura la madre de Galea.
También se enfrentó al funcionario Rosales:
“Le dije que acá había una clara discriminación. Y se contradecía en sus palabras, porque primero señaló que los niños no daban más de borrachos y que no se podían ni parar y después dijo que querían arrancarse corriendo”, cuenta.
Pero el capitán no sólo tuvo un trato prepotente con las madres de los jóvenes agredidos. La tía de Juan Pablo Galea (hermana de su madre) es estudiante de derecho y viajó a Tocopilla a defender a su sobrino.
“A ella también la trató sumamente mal el comisario. Incluso puso en duda su condición de estudiante de derecho”, afirma la madre de Galea.

INVESTIGACIÓN

Ante la nula respuesta recibida en la comisaría de Tocopilla, la madre de Juan Pablo se trasladó a la ciudad de Antofagasta en donde la semana pasada sostuvo una conversación con el Prefecto.
En la ocasión, el funcionario “tuvo un trato muy amable y prometió una investigación para aclarar lo ocurrido”.
Es de esperar que esto sea así, ya que los padres de estos jóvenes temen una nueva agresión, pues el viernes 7 de julio uno de los carabineros que participó en las agresiones amenazó a uno de los adolescentes, señalando que podía volver a pegarle.
Durante la semana pasada se habría desarrollado una investigación a cargo de un funcionario de carabineros de María Elena en la que fueron interrogados los afectados.
El Polémico se comunicó por escrito el día 29 de junio con el Capitán Roberto Guzmán para solicitar formalmente la versión de su institución acerca de estos graves hechos denunciados. Lamentablemente y tras 20 días y reiteradas consultas, el comisario no quiso responder a nuestras inquietudes.
“Exigimos disculpas públicas y una aclaración”, señalan los padres.
“Llamamos a denunciar el abuso policial. No es posible que esté ocurriendo esto. Carabineros actuó como verdaderos neonazis”, concluyen.