Los enviados especiales de diversos medios de comunicación locales e internacionales, han informado acerca de la grave crisis humanitaria que viven las zonas del suroeste peruano afectadas por el terremoto de 8 grados registrado el miércoles 15 de agosto en la noche.

En las localidades más golpeadas, decenas de miles de damnificados duermen en las calles a la espera de una ayuda humanitaria que llega a cuentagotas.

Desesperación e impotencia son los sentimientos dominantes entre los miles de desamparados que deambulan por las calles de Pisco, la más afectada por el violento terremoto.

Las imágenes de televisión mostraban a las personas corriendo detrás de los camiones que lanzaban agua y alimentos a la gente que, en algunos casos, se peleaba por obtener alguno de estos víveres.

Otro problema que se ha masificado son los saqueos en la zona, situación de la que incluso han sido víctimas algunos de los rescatistas extranjeros.

De momento no han aparecido graves problemas sanitarios entre la población, pese al tiempo transcurrido desde el terremoto y la cantidad de personas que se cree que siguen sepultadas.

Oficialmente, la cifra habla de 503 muertos y más de 1.000 heridos de consideración, aunque los tristes números podrían aumentar con el paso de los días.

Todo latinoamérica y otros países del mundo se han movilizado para enviar ayuda a los afectados.

Es de esperar que se destinen todos los recursos para ayudar a los damnificados y que la burocracia e ineficiencia de la autoridad de la zona no aumente el sufrimiento de las personas.