Hola amigos de El Polémico:

Desde ya les doy las gracias por publicar mi reflexión. Pero para que sus lectores puedan entender de qué se trata esta reflexión, les voy a contar sobre mí:

Resulta que hace unos días los señores de El Polémico publicaron en su página web la negativa de entregarme una mediagua para mi grupo familiar, porque mi madre ya cuenta con una y no superamos las 6 personas en la casa, pues debido a mi insistencia la señorita Asistente Social (dicho sea de paso, a esta profesión deberían de cambiarle el nombre) me dijo que iría de todas maneras a mi casa a hacer un informe, poro igual no me correspondía.
Pasó una semana y nunca apareció la Asistente Social. Entonces me acerqué nuevamente a la gobernación y me encontré con el Señor Hugo Herrera, quien en pocos minutos pudo hablar con otra señorita que, haciéndome las preguntas correspondientes, me dijo que vendría una persona a visitar mi casa, por fin luego de meses de espera llega esta persona a revisar el lugar donde será puesta la mediagua y me dice que no hay problema, que me dirija a la gobernación a firmar el comodato de la mediagua. ¡Que feliz y aliviada me sentía! Por fin tenía esperanzas de que mi familia podría pasar un invierno cómodo.
Y parto a la gobernación muy animada, pero esta alegría no duró mucho porque el trámite lo debía hacer con la señorita Asistente Social que tan negativamente me ha atendido. Bueno, me doy valor y le digo a lo que voy, ella busca mis papeles y empieza a preguntar todo de nuevo, a revisar todo de nuevo, pero para mi alivio saca el formulario del famoso comodato para comenzar a llenarlo, ¡pero! me dice que me falta algo, que la dueña de casa -en este caso mi madre- debe firmar una fecha de demolición que sería dentro de la semana. Yo le digo, ¿para qué? ¿Con qué fin demoler tan luego si no hay fecha de reconstrucción? Nos van a dejar sin baño quizás por cuanto tiempo. Ella me insiste en que si no se firma, no me entrega la mediagua. Yo le digo que por favor entienda mi desesperación, ella me dice que la otra solución es trasladarme a un campamento de emergencia. Yo, con mi rabia e impotencia le recrimino lo absurdo de esta situación, pero no hay caso.

Bueno, ahora en la mediagua de mi madre, pienso y reflexiono el por qué de este chantaje, claro pensándolo bien es un chantaje (o me firma o no hay mediagua). ¿De qué les sirve demoler tan luego? Y caigo… ¡claro! A las personas inteligentes que están a cargo del plan de reconstrucción les conviene demoler todas las casas que sea posible, sin importar para cuando sería la reconstrucción, así pueden poner con fotos y todo en el diario entre comillas “Tocopilla, avanza en la reconstrucción”, sin importar que en las famosas fotos sólo se ven demoliciones.

Y la otra alternativa que se da, es la de los famosos Barrios de Emergencia, y pienso ¿en qué beneficia que yo y las demás personas que están en la misma situación nos vayamos a esos barrios? Y claro, vuelvo a caer, la respuesta es que nadie se quiere ir, y para mala suerte de nosotros los afectados, no había entre estas personas tan inteligentes una que les dijera que en vez de construir como locos esos famosos barrios, primero ubicaran a la mayor gente posible en sus patios. Y para los que no pudieran quedarse ahí se construyeran barrios de emergencia, que así tendrían a la gente más tranquila y contenta esperando la reconstrucción de sus casas. Y digo mala suerte, porque ahora deben ocuparse sí o sí estas mediaguas en los barrios de emergencia, para que estos señores justifiquen el gran gasto innecesario que hicieron; poniendo alumbrado, haciendo alcantarillado, comprando los inmundos baños químicos y las duchas.

Y con toda esta reflexión ¿qué hago yo? Me pregunto, si elijo cualquiera de las dos alternativas que me dio la Asistente Social, y más encima le doy las gracias y le digo que puede dormir tranquila, que piense que sin importar la salud mental de la gente, ella está haciendo su labor, porque me quitó una incomodidad, pero me dio otra.

PATRICIA DIAZ ROJAS.