Una gran cantidad de pobladores que se encuentran con decretos de demolición en sus viviendas, a pesar de que sus inmuebles no sufrieron daños graves e -incluso- algunas veces están intactos, han dado un paso adelante y se están organizando para defender sus hogares.

El primero en sacar la voz fue Patricio Vergara, vecino de Villa Los Andes, cuya vivienda no sufrió daños graves con el terremoto y permanece intacta, a pesar de haber soportado el paso de las máquinas compactadoras que preparan el terreno para levantar las casas de la población que fueron demolidas.

Patricio había ganado la batalla (ver nota), pero en las últimas semanas ha vuelto a vivir en la incertidumbre, ante las amenazas del SERVIU.

"Nuestra vivienda está intacta, no tiene por qué ser demolida. Nosotros vamos a defender nuestro hogar. Porque nuestra casa está en buenas condiciones, nos ha costado años de sacrificio, esfuerzo. Además, no ponemos en peligro las casas que se construyen al lado. Simplemente quieren demolernos", comenta Patricio.

A su lucha, en los últimos días se han sumado pobladores de otras villas SERVIU, mayoritariamente de Padre Hurtado y también de Población Eduardo Frei. A ellos también se han sumado vecinos del casco histórico de la ciudad.

Juan Paredes, dirigente de los trabajadores cesantes, quien habita en calle Esmeralda, es parte de quienes sufren ese problema. En declaraciones a Radio Nuevo Mundo, Paredes denunció que los "supuestos profesionales de SERVIU nos presionan para que demos nuestro brazo a torcer y puedan demoler nuestras viviendas".

"Esto es un negociado, porque se echan no sé cuantos millones al bolsillo por cada demolición. Si acá están haciendo un negocio echando casas abajo", denunció.

Otra situación grave es la que viven los vecinos de los sectores aledaños a los cerros, fundamentalmente entre San Martín y Sargento Aldea (pasada la línea férrea) y en el Pasaje Esmeralda, entre Bolívar y Anibal Pinto. A los primeros pobladores se les ha amenazado con expropiaciones de sus terrenos, aunque circulan varias versiones por parte de la autoridad, lo que los tiene en la incertidumbre.

En tanto, los vecinos de Pasaje Esmeralda están preocupados porque las autoridades los han presionado con expropiar parte de sus terrenos, a pesar de que sus casas están en buen estado.

Detrás de todas estas presiones aparece un proyecto de carretera o vía de circunvalación, lo que explicaría las expropiaciones con las que se ha amenazado a los habitantes. También hay quienes apuntan a los intereses de la empresa salitrera S.Q.M., cuya línea férrea pasa en medio de las casas.

Para defender sus propiedades, los vecinos de todos estos sectores se están organizando y planean realizar acciones coordinadas para presionar a las autoridades. En este sentido, nos descartan realizar una gran movilización en la comuna, confirmando que recurrirán a marchas, protestas y huelgas de todo tipo.

A estos problemas se suma el descontento generalizado de la población debido a la lentitud del proceso de reconstrucción. Los campamentos tienen problemas higiénicos, de seguridad y de convivencia, derivados del hacinamiento y el abandono en el que se encuentran. La gente del Casco Histórico ve como sus casas son demolidas, sin que hasta el momento exista un plan de reconstrucción para sus viviendas.

Es de esperar que las autoridades tomen cartas en el asunto, puesto que los tocopillanos están decididos a movilizarse.