A dos semanas del terremoto grado 8 mercalli que afectó a Tocopilla, cunde la desesperanza y la incertidumbre entre los pobladores afectados, quienes no saben qué les depara el futuro, puesto que no confían en las autoridades locales.

Primero fueron las colas para obtener un paquete de víveres o agua y ahora son las mismas largas esperas para inscribirse para obtener una mediagua.

El Ministerio de Vivienda y Urbanismo confirmó hoy jueves que son 3.000 las casas que deberán demolerse, lo que deja a alrededor de la mitad de los tocopillanos en la calle. Algunos de ellos han sido ubicados en mediaguas, pero otros continúan durmiendo en carpas o en casas de amigos y familiares.

"Tenemos que estar de las 6 de la mañana haciendo colas en la gobernación para una mediagua", contó a nuestro medio Rosa Aguirre, vecina del sector norte.

Los pobladores afirman que el criterio de asignación de mediaguas ha sido muy malo, ya que están mandando gente del centro a los campamentos del norte o sur de la ciudad, a pesar de que en el centro hay terreno para ubicar viviendas provisorias.

Además, avanza lentamente la construcción de estas viviendas prefabricadas y, según el gobierno, el 24 de diciembre estarían las 2.500 construidas. Es de esperar que sea así.

Otra de las críticas formuladas por los vecinos se refiere al cobro que estaría realizando Elecda por instalar un empalme eléctrico frente a cada mediagua, el que ascendería a 60 mil pesos por familia. Este cobro resulta evidentemente ilegítimo en medio de una catástrofe de este tipo.

"¿Cómo nos van a estar cobrando 60 lucas si no tenemos nada?", afirmó una pobladora de La Patria.

Los vecinos temen que una vez instaladas la totalidad de mediaguas, el gobierno se mande a cambiar, dejando a todos los pobladores abandonados a su suerte.

"Acá, cada uno va a tener que arreglárselas solito, con plata de su bolsillo", asegura Marta, vecina de Esmeralda.

"Las autoridades no están ni ahí con la gente, acá se nos está cayendo un muro, estamos colgando en el aire y no son capaces de tomarnos en cuenta", agregó Yenia, de la misma población.

En Cienfuegos piensan lo mismo. Afirman que los medios y las autoridades pasan, ven la casa de la esquina de 21 de Mayo que se vino abajo y a ellos "se los saltan".

"Acá se están yendo las personas, están todas las casas abajo, Tocopilla va a desaparecer", afirma una angustiada vecina de la céntrica calle.

El ánimo de la mayoría de tocopillanos está por el piso. No creen que la ciudad será reconstruida y temen lo peor. No saben lo que les depara el destino y se muestran incrédulos con las promesas.

"Tocopilla ya estaba en el suelo y con esto nos fuimos definitivamente a pique. Para el terremoto del 67 pasó lo mismo, puras promesas, y la gente se tuvo que hacer cargo", señaló un poblador de Matta con Washigton que vivió el sismo de fines de los 60's.

Aunque las autoridades de gobierno les acusen de extremistas, numerosos pobladores han decidido manifestarse en sus poblaciones y preparan una gran marcha para exigir plazos concretos y soluciones inmediatas.

"Nosotros queremos que las mediaguas sean de emergencia, no casas definitivas. Por eso, no queda otra que unirse y organizarse. Depende de nosotros salir fortalecidos de esto o hundirnos definitivamente. El poder lo tiene la gente", concluye Sergio Contreras, vecino del centro de la ciudad.

Y tal parece que las mayoría de los pobladores lo tiene claro, puesto que están potenciando las Juntas Vecinales y en donde éstas no funcionan han conformado Comités de Emergencia para hacer frente a la catástrofe.

Es de esperar que los pobladores sigan este camino, puesto que la única forma de evitar que Tocopilla desaparezca es organizándose y ejerciendo el poder popular. No hay otro camino.