COMO SI EL PETCOKE Y EL CARBONCILLO FUERAN POCO, LOS TOCOPILLANOS DEBEMOS HACER FRENTE A LAS RADIACIONES ELECTROMAGNÉTICAS PROVOCADAS POR LA TRANSMISIÓN DE ELECTRICIDAD EN LINEAS Y TORRES DE ALTA TENSIÓN… ESTA CONTAMINACIÓN NO SE VE Y SILENCIOSAMENTE VA DAÑANDO NUESTRO ORGANISMO…
Los tocopillanos no sólo nos encontramos expuestos a los efectos de la contaminación atmosférica que podemos observar con nuestros propios ojos cuando vemos a diario las chimeneas de Electroandina y Norgener expulsando nubes tóxicas.
Hay “otra” contaminación que silenciosa golpea nuestros cuerpos y que invisiblemente afecta nuestro organismo.
Hablamos de los campos electromagnéticos provocados por la transmisión de electricidad a través de las líneas y torres de alta tensión.Sólo a nivel de comentarios se discute acerca de los efectos de estos campos que se conocen comúnmente como “estática”.
El año 2005 nuestro periódico le consultó al encargado de comunicaciones de Electroandina si la empresa tenía información sobre el tema. La respuesta fue que no existía evidencia científica que permitiera confirmar los riesgos de salud para quienes estaban expuestos a estos campos electromagnéticos.
Sin embargo, sí existe evidencia científica al respecto.
Consultado por nuestro periódico, un trabajador que se desempeñó en la empresa termoeléctrica hasta 1976 y que prefiere ser identificado sólo por sus iniciales W.L., alertó sobre el peligro que reviste esta contaminación invisible “de la que nadie habla”.
Este electricista explica que actualmente se envían 220 mil voltios y que existen 3 líneas y 2 corridas de torres que transportan la electricidad.
“Estamos recibiendo esta saturación que es sumamente peligrosa. Es invisible. Es un asesino invisible”, comenta.“Y las empresas saben perfectamente lo que está pasando”, agrega.
EVIDENCIA CIENTÍFICAPero, ¿qué dicen los científicos?
La Organización Mundial de la Salud, OMS, señala que “no se pone en cuestión que por encima de determinados umbrales los campos electromagnéticos puedan desencadenar efectos biológicos”.
Al respecto, el doctor Héctor E. Solórzano del Río, Presidente de la Sociedad Médica de Investigaciones Enzimáticas, A.C. y Coordinador de los Diplomados en Medicinas Alternativas de la Universidad de Guadalajara, México, ofrece en su página web (
www.hector.solorzano.com) evidencia médica preocupante.
Según indica, “existe evidencia científica de que los campos de 60 Hz de tan sólo 3 miligauss, están relacionados con el aumento de la incidencia de cáncer. Hay grandes estudios epidemiológicos sobre los efectos de los campos electromagnéticos”.
Y agrega que “a través de diferentes investigaciones, se ha visto que los niveles del campo electromagnético ambiental, en la zona urbana, casi siempre exceden de los 3 miligauss. El rango en la zona suburbana va de 1 a 3 miligauss. Estas lecturas pueden variar mucho de acuerdo a la proximidad con las líneas de transmisión de potencia eléctrica y transformadores de línea de potencia”.
Solórzano afirma que “algunos otros estudios, indican que la exposición residencial a campos electromagnéticos ambientales superiores a 3 miligauss, están estrechamente relacionados con aumentos en la incidencia de cáncer en los niños. La mayoría de los investigadores están de acuerdo en que un nivel seguro es de máximo 0.3 miligauss. Wertheimer y Leeper reportaron que los niños que vivían en casas cerca de líneas eléctricas de poder tuvieron 2 o 3 veces mayor posibilidad de desarrollar cáncer, particularmente leucemia, linfomas y tumores del sistema nervioso que los niños que viven en casas más alejadas de estas configuraciones de alta corriente. Estos resultados fueron confirmados en general por estudios subsecuentes controlados hechos por Savitz et al”.
Y concluye: “Se puede agregar al debate de los campos electromagnéticos y la salud, una relación interesante entre la enfermedad de Alzheimer y la exposición a los mismos. En un congreso reciente realizado en Minneapolis, el investigador Joseph Sobel de la Universidad del Sur de California reportó sobre tres estudios que demuestran lazos dramáticos entre la exposición en el lugar del trabajo a fuertes campos electromagnéticos y un riesgo posterior a la enfermedad degenerativa del cerebro. Los sujetos a exposiciones altas fueron 3 veces más propensos a desarrollar la enfermedad de Alzheimer que la gente que no trabajaba alrededor de campos eléctricos. Dos de estos estudios se realizaron en Finlandia, otro en Los Angeles. Se incluyeron 386 pacientes y 475 sujetos de control”.
(Publicado en edición del 9 de diciembre de 2006)
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