Es ahora o nunca. Tenemos la oportunidad histórica para levantarnos y alzar la voz para exigir a las empresas contaminantes y a las autoridades cómplices, que dejen de burlarse de nosotros y que nos respeten.
Las presiones y maniobras de estas industrias contaminantes han sido muchas. Y desde esta tribuna queremos decirles que no permitiremos que detengan este proceso que está avanzando. La gente podrá expresarse y decir que no quiere respirar más veneno, que no quiere más a la empresa asesina matando a su gente. Y ellos tendrán que escucharnos. Y si no nos escuchan se tendrán que ir.
En esta edición les regalamos un afiche a todos nuestros lectores para que protesten junto a sus hijos. En nuestras manos está el futuro de la ciudad. Ya sabemos de qué lado está la autoridad comunal que, descaradamente, ha llamado a no Decretar la Zona Saturada y se ha prestado para la manipulación de Electroandina a través de un informe que cuestiona los resultados del estudio del DICTUC que sólo constató lo que era un hecho: que estamos completamente saturados y en peligro. En este número le advierten al alcalde que tenga cuidado, porque podría ser acusado de Notable Abandono de Deberes…
¿Qué estarán esperando las empresas y las autoridades? ¿Un estallido social? ¿Una reacción violenta y explosiva de la población como ocurrió en Calama hace algunos días, cuando los vecinos se aburrieron de soportar los malos olores y terminaron protestando y enfrentando a la policía hasta detener las operaciones de la planta a la fuerza? ¿Acaso están esperando que alguien tire una bomba contra la empresa para recién darse cuenta de lo que han estado incubando? La mejor receta para un estallido social la están entregando a diario las autoridades y los ejecutivos de las empresas cuando negocian con nuestra salud y hacen oídos sordos a nuestros justos reclamos.
Esperemos que en Tocopilla todo se resuelva pacíficamente…
Tocopilla debe ser digna. La gente debe movilizarse. Vivimos una etapa decisiva y sólo depende de nosotros lograr el objetivo. Por eso, organícese con su vecino o amigo, salga a la calle, pegue el afiche en su ventana o puerta, raye una muralla que esté libre y defienda su salud y su futuro.
La ciudad es nuestra. No le pertenece al gerente de Electroandina. Y si hoy se creen dueños de todo, avanzaremos decididamente y recuperaremos lo que nos pertenece.
Señores empresarios, señores de Electroandina: No sigan perdiendo el tiempo, no permitiremos que se salgan con la suya. Los derrotaremos… Venceremos.