Testimonio de Hilda Alfaro Castro
Marcos fue alcalde de Tocopilla elegido por una alta votación el año 71' y ejerció hasta el año 73'. Nació el 20 de julio de 1927.
Cuando se desempeñaba como alcalde vino el golpe militar, fue un momento muy difícil. Era militante comunista, al igual que toda su familia comunista.
Él ejerció su cargo hasta el 14 de septiembre. Incluso el tuvo una reunión con los militares, quienes le dijeron que no tenían nada contra él. Entonces él continuó en su cargo.
Mario Arqueros –gobernador de la época- dejó el mando el 12 de septiembre y Marcos estuvo hasta el 13.
Marcos se trajo al gobernador con su familia a mi casa. Ahí nos encontrábamos todos nosotros cuando el día 14 -más o menos entre las 03:00 y 04:00 de la tarde- Mario Arqueros es detenido.
Marcos fue detenido en la casa el 15 de septiembre, más o menos de madrugada, con un escándalo espantoso, porque no vinieron simples militares, sino que venían blindados, prácticamente un ejército, con camiones, camionetas en toda la cuadra. Tenían rodeada la cuadra.
Cuando lo detuvieron los niños estaban durmiendo. Marcos presentía que lo iban a venir a buscar. Estábamos conversando cuando sentimos los golpes en la puerta, era como que estaban echando abajo la casa. Marcos abrió y entraron los militares corriendo por todos lados, con las metralletas. Me arrinconaron a mí y a Lucy. Y a Marcos lo tomaron.
Él estaba en camisa no más, porque en septiembre en ese tiempo aquí hacía mucho calor. Lo registraron entero, le abrieron la camisa. No sé qué le diría Marcos, pero yo sólo sentí el golpe cuando lo agredieron. Y con la desesperación grité.
A todo esto, los niños despertaron y mi hija mayor -que era Isabel de 10 años- fue la que más se impactó, porque vio cuando le pegaron a Marcos. Cuando ella sale a la puerta del dormitorio vio cómo le pegaron y lo ensangrentaron y la niña pegó un grito tan grande, tan grande...
Ahí despertaron los demás niños llorando, hubo un escándalo, eso es algo que nunca vamos a olvidar, ni yo, ni los niños.
De ahí el más pequeño -Marcos de 6 años- se acercó a su hermana Chabelita y gritaba. Entonces uno de los militares lo pescó del cuello y lo tiró para la pieza, gritando. La chabelita seguía llorando y se acercó a Marcos y ahí la pescaron y la encerraron.
Despertaron a los niños de Mario Arqueros también. Ellos no sabían qué sucedía. Los tiraron a un dormitorio y entro un militar con metralleta y cerraron la puerta con los niños adentro.
A Marcos lo sacaron al patio de la casa y cuando volvió tenía muy desordenada la ropa. Lo vi así y me desesperé.
-Señor, permítame que le pase una chaleca. –Le dije a uno de los militares.
-¡No! -me gritó. Pero otro -que pienso que tenía más grado- me lo permitió. Como un militar me apuntaba con la metralleta en la espalda, yo no veía nada. Buscaba un chaleco y no encontraba. Y de los nervios lo único que encontré fue un ambo cafecito que tenía él.
Después sacaron a todos para afuera y nosotros quedamos adentro y cerraron la puerta fuerte. Nosotros abrimos la puerta y salimos afuera. Y me encuentro con el jefe de investigaciones que supuestamente era amigo de Marcos y de Mario Arqueros, pasaba todo el tiempo con ellos. Él iba encabezando esa caravana de detenidos. Él me vio a mí, porque justo la puerta dio con la camioneta. Y nos miramos.
Esperé hasta la mañana para hablar en la escuela con mi directora, una mujer muy inteligente, socialista, de apellido Sepúlveda, de quién tengo un gran recuerdo, porque fue muy valiente. Y me dio permiso para ir a investigar.
Supe que estaba en Carabineros. A la salida de clases no aparecía mi hija, la Chabelita. Y resulta que había ido a la comisaría a ver al papá y la empezaron a interrogar. Fui al lugar, me hicieron pasar y me empezaron a interrogar. Y ahí estaba la niña, había llorado y estaba sin comer desde temprano.
Me interrogaron una y otra vez, hasta la madrugada, sin darnos nada de comer. La niña se me quedó dormida.
Nos soltaron de madrugada y hubo una carabinero que había sido apoderado mío en la escuela que nos fue a dejar.
Marcos quedó detenido en carabineros, después lo pasaron a la cárcel y le podíamos llevar comida. No sabíamos si se la entregaban o no.
Hasta que llegó octubre…Yo seguía en la escuela trabajando y nos fueron a avisar que estaban sacando a los presos en un camión.
El día 15 de octubre pude ver a Marcos y Lucy pudo ver también a Mario Arqueros.
Yo fui con la Chabelita. Sólo fue un ratito. Ahí Marcos me dio muchas indicaciones, porque era corto el tiempo. Yo le dije a él que tenía abogados, que había hablado con el abogado Rojas y otro más. Entonces Marcos me respondió algo muy raro. Yo le hablaba de abogados y defensa y él me decía que no era importante.
Me dijo que le dejara mis hijos a mi hermano y que yo me fuera a Santiago. Allá me iban a esperar los compañeros y me iban a sacar hacia fuera. Yo le dije: “Pero estás loco, Marcos. ¿Voy a dejar a los niños y tú preso?”. Me insistió que tenía que salir del país lo más rápido posible. Eso me dijo él, textualmente. Yo hubiera querido tener una grabadora para haber grabado sus palabras... Me dijo: “Saca todo el dinero que está en el banco y sale de acá, sale de Tocopilla”.
Se acabaron los minutos, la niñita lloraba y abrazaba a su papá y le llamó la atención que no tenían cordones sus zapatos. Curiosidad de niña. Le hizo cariño Marcos y se despidió. Yo nunca supe ni presentí que esa era la despedida...
Yo no lo supe, no lo percate, porque tenía metido en la mente que tenía al abogado y que lo iban a defender… Cómo pude ser tan ingenua, tan tonta... Uno siempre piensa en la vida y mantiene la esperanza hasta el final.
Después pasó el día 16 de octubre y se lo llevaron a Antofagasta.
Hicimos todos los trámites con el fiscal para que nos diera un salvo conducto para viajar. Llegamos el 18 de octubre a Antofagasta. Esperamos y nos decían que ya iba a salir el alcalde, que él estaba en proceso, que ya nos iba a recibir el fiscal, pero nada. Pasó el 19 y el 20, pasó el 21… Y ahí recién vinimos a saber que Marcos había sido fusilado...
En ese momento nos enteramos que el día 19 de octubre lo asesinaron. Y nos enteramos recién el 21. Todos esos días a nosotros nos engañaron, nos engañó el Fiscal Juan Salazar Lanterri.
A Marcos lo asesinó la Caravana de la Muerte el 19 de octubre en la quebrada el way, en Antofagasta.
Dicen que fue como las una de la madrugada cuando lo sacaron y los compañeros de la celda no sabían que lo habían sacado para fusilarlo.
Esa fue la tragedia, pero peor fue encontrar el cuerpo, porque no sabíamos donde estaba ni que había pasado con ellos.
Le pedimos a un sacerdote que nos acompañara a buscar al jefe de plaza. Él nos recibió bien, tomó el teléfono y nos pidió que fuéramos a patología, a una bodega. Nos dio diferentes direcciones. Recorrimos, yo fui a dos partes y no lo encontré. Vi gente tirada, era desastroso.
Llegué a patología. Era una masacre, como ver una guerra. Estaban los compañeros tirados en el suelo, había charcos de sangre, unos encima de otros.
Y ahí vi a Marcos. Lo ubiqué por el ambo. Estaba tirado de costado, reconocí el ambo y lo empecé a revisar. Muy cerca de él estaba el cuerpo de Mario Arqueros. Cuando revisé a Marcos no sé cuántos orificios de balas tenía, porque eran muchos, por todo el cuerpo. Lo que más me impactó era que tenía un orificio en la cara... en el pómulo…
Estaba completamente ametrallado. Era terrible.
Con todo el dolor que tenía le dimos la despedida en el cementerio de Antofagata.
Al regresar a Tocopilla vino la persecución y mi detención, pero esa es otra historia…
Entonces, cuando en una historia aparecen diciendo que Marcos arrancó a Suecia, es la infamia más grande que hemos conocido. Estos historiadores que no sé de qué fuente sacaron esas versiones, pero han cometido la falacia más grande que se puede conocer. Por lo tanto, hemos iniciado un proceso contra estos cinco autores de este libro, por mentir y a éstas alturas denigrar el nombre de Marcos de la Vega.
Estos autores tendrán que responder a la demanda que en este momento hemos iniciado con el abogado Felipe Valenzuela.
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