Resulta muy curioso ver a las autoridades de Tocopilla preocupadas por la contaminación acústica de la ciudad, pero cerrando los ojos ante el evidente daño ecológico provocado por las empresas termoeléctricas.

Recientemente se han anunciado medidas consistentes en modificar el plan regulador comunal para obligar a las empresas a instalar barreras naturales o artificiales para reducir la emisión de ruido, principalmente en los sectores cercanos a las avenidas Arturo Prat, Teniente Merino y Dr. Leonardo Guzmán.

Esta determinación resulta muy positiva, pero lamentablemente la autoridad ignora la grave contaminación de nuestro aire, situación que es mucho más preocupante y peligrosa que los ruidos provocados por las industrias.

Podemos disminuir los fuertes ruidos, pero el aire que respiran nuestros hijos, amigos y familiares sigue envenenado.