LAS AUTORIDADES DE TOCOPILLA PARECEN VIVIR EN UN MUNDO APARTE, MIENTRAS QUE EN EL SECTOR NORTE LOS POBLADORES DEBEN SOPORTAR UN RÍO DE AGUAS SERVIDAS CON SUS INSOPORTABLES OLORES Y ZANCUDOS INCLUIDOS. COMO SI ESTO FUERA POCO, LAS CASAS QUE LES ENTREGARÁN ESTÁN EN MAL ESTADO Y SE UBICAN FRENTE A LOS ACOPIOS DE CENIZAS DE ELECTROANDINA Y AL BASURAL.

Por Domingo Olivares y Fernando San Román

Hay un sector de Tocopilla marginado, excluido y discriminado. Un lugar al que pocas veces van las autoridades.
Son las 17:00 hrs. del miércoles 24 de enero de 2005. El calor es sofocante. Un insoportable olor a mierda nos da la bienvenida.
Llegamos a la población Las Tres Marías, en el extremo norte de la ciudad. Un verdadero río de aguas servidas corre desde la cárcel pública. El canal pasa en medio de la población y desemboca en el mar. En su recorrido de cerca de 300 metros crecen vegetales y aparecen zancudos y mosquitos que no dejan dormir a los vecinos.
“Todos los días ocupo un tarro de tanax para mantener a las moscas alejadas… me cuesta 1500 pesos”, señaló un vecino, añadiendo que en numerosas ocasiones se ha acercado a Gendarmería para solicitar aportes para adquirir insecticida.
A partir de la construcción de la nueva cárcel en ese sector los vecinos tienen que soportar los malos olores y las plagas de mosquitos. Los niños parecen estar condenados: o los pica un zancudo o se intoxican con el insecticida.
Los perros beben aguas servidas y después juegan con los menores (ver foto en la contraportada).
“Es indigna la forma en que vivimos, los malos olores insoportables, ¿como es posible que haya tanta modernidad y acá esté corriendo la caca por el camino?”, reclama una vecina.
Desde que se inauguró el Centro de Detención Preventiva hace más de 5 años, el panorama es el mismo.
El capitán Rubén Pérez, alcaide del CDP, reconoce que el “río” de aguas servidas no es motivo de orgullo para él o su institución.
“Cuando asumí, el año 2005 este problema ya existía. Hoy estamos trabajando para darle una solución definitiva durante el transcurso del 2006, señaló.
Antecedentes aportados por el capitán indican que la cárcel cuenta con un sistema de fosas sépticas por decantación, las que se saturan y rebalsan, motivo por el que los desechos corren por el camino hacia la población.
En los últimos años Gendarmería ha sido multada y sancionada en varias ocasiones por la autoridad sanitaria.
Según Pérez, un problema judicial impedía a su institución recibir las obras de la nueva cárcel a la empresa constructora, razón por la cual era imposible proyectar la conexión del recinto a la red de alcantarillado.
“Afortunadamente ya se solucionó ese litigio y hoy se está trabajando para solucionar en el más breve plazo esta situación insalubre que lamentamos y por lo cual entendemos la molestia de los pobladores”, explicó el alcaide.
Los vecinos ya no dan más. Llevan años viviendo sin agua potable ni alcantarillado y más encima tienen que soportar el paso de un “manantial” de orina y aguas servidas.
“Tenemos pozos sépticos y el municipio nos trae agua, aunque hemos tenido muchos problemas últimamente para recibir el vital elemento por parte del municipio”, relata un poblador.
Los vecinos están rodeados: por el sur tienen la empresa pesquera y uno de los acopios de cenizas de la termoeléctrica, por el norte otros acopios de desechos contaminantes y el vertedero municipal.
“Con el viento nuestras casas y nuestros pulmones se llenan de ese polvo tóxico (cenizas) y hacia el norte tenemos el basural”, explica un dirigente vecinal.
Además, sienten que son discriminados y estigmatizados por el resto de la población y las autoridades:
“Acá trabajamos, tenemos nuestros animales y además movemos dinero con el negocio de los cartones y la chatarra… Somos gente esforzada y creemos que no se nos respeta”, expresa un poblador.

UNA NUEVA PADRE HURTADO

Como si todo esto fuera poco, los pobladores de Las Tres Marías todavía esperan la entrega de las viviendas que recibirán por intermedio del programa “Chile Barrio”, lo que se ha aplazado en varias oportunidades.
Son cerca de 30 familias las que esperan estos nuevos inmuebles. La última fecha informada para este traslado se cumplió a mediados de enero y aún no se concreta.
Pero lo más grave es la calidad de las construcciones y la situación del sector donde se encuentran emplazadas.
En un recorrido por el sector en compañía de un dirigente vecinal, El Polémico pudo comprobar en terreno la mala calidad de las obras.
“Como ustedes vieron, los muros tienen grietas, en algunos casos están en el aire y tienen más arena que cemento, por lo que se encuentran totalmente inestables”, observa el vecino.
Muchas de estas viviendas fueron construidas sobre escombros y desechos y se encuentran frente a algunos acopios de cenizas. Además, el terreno presenta una pendiente empinada, lo que preocupa a algunos habitantes del sector, tomando en consideración que muchas de estas casas serán habitadas por personas de la tercera edad y estas tendrían dificultades para bajar al patio.
Aún no están habitadas estas viviendas y ya presentan problemas (ver foto en la contraportada):
“Como es posible apreciar, las casas están mal terminadas, tienen agujeros, se deshacen las paredes con solo tocarlas, algunas están casi en el aire y se les rellenó la base con cemento de muy baja calidad”, indica el dirigente.
Es realmente vergonzoso ver cómo las autoridades han jugado con la necesidad de la gente.
“¿Es esto dignidad? ¿Esta es la calidad de vida que nos prometieron?”, se pregunta un habitante.
Aquí parece repetirse la historia de la población Padre Hurtado en donde las viviendas se derrumban ante la impotencia de los pobladores. En este caso, cuando aún no están habitadas ya presentan deterioros.
“La plata alcanzó sólo para pavimentar algunas calles de esta nueva población y algunas veredas ya están agrietadas”, agrega el dirigente.
Durante una reciente visita del Intendente al sector de Las Tres Marías, las autoridades aparecen orgullosas tomándose fotos frente a algunas viviendas. Eso sí, mostraron la parte bonita de la historia. Y así lo confirma el dirigente poblacional:
“El intendente y el seremi llegaron hasta la esquina de la primera casa y se tomaron una foto bonita. ¿Por qué no recorrieron todo el sector de las casas para ver en las condiciones en que están?”, reclama.
Tal parece que las autoridades prefieren mantener la distancia:
“La otra vez igual vinieron para la población, pero se quedaron mirando desde el sector de la cárcel y no bajaron a conversar con nosotros.”, recuerda.
Para optar a estas viviendas los vecinos deben ceder el terreno que ocupan actualmente.
“No entendemos cómo nos mandan a vivir en estas nuevas casas en un terreno con escombros y en desnivel, mientras que la pesquera mantiene ocupados amplios terrenos en perfectas condiciones y que tampoco le pertenecen”, señala el dirigente.
Y todavía hay más…
Frente al sitio en el que se construyeron las viviendas se encuentra una vía aluvional. Según advierte el propio dirigente vecinal, se encuentran rodeados de cenizas, basura y con el peligro inminente de ser arrasados por un aluvión:
“Construyeron estos muros pequeños que no nos protegen del aluvión, porque el barro y el agua siempre bajan a toda velocidad por este sector y si es que llega a ocurrir un desastre natural, recién se van a dar cuenta del peligro que existía”, afirma.
Los vecinos sienten que se están burlando de ellos y hacen hincapié en la poca fiscalización del gobierno (en este caso Chile Barrio) en la construcción y avance de las obras. Habiendo tantos recursos en el país, teniendo Chile un enorme crecimiento macroeconómico, persiste la desigualdad y todavía hay muchos habitantes que viven en condiciones inhumanas. Un ejemplo claro está en la población Las Tres Marías. Estos tocopillanos están aburridos de tener que soportar el olor a mierda, las picaduras de zancudos y la invasión de mosquitos. Aburridos de la indiferencia de las autoridades que viven en otro mundo. Ya basta de mentiras y migajas, dicen ellos. No quieren ver más el “río” de inmundicias que se mete a las casas de sus amigos y familiares cuando crece el caudal.
Sólo están exigiendo vivir decentemente. No están pidiendo nada más que dignidad…

(Publicado en edición del 4 de febrero de 2006)