Una vez más los medios de comunicación mintieron y manipularon en función de sus intereses los acontecimientos de aquella jornada, para vergüenza de quienes creen que el periodista está al servicio de la verdad
Por Roberto ManríquezLA COBERTURA DE prensa de la jornada de protesta del 29 de agosto pasado trajo algunas novedades y otras continuidades.
Por una parte, era predecible ver al senador Jovino Novoa alertando sobre la “utilización política" de la manifestación por parte de sindicalistas. Una declaración más que lógica proviniendo del sujeto que ocupaba el puesto de subsecretario del Interior cuando el gobierno en 1982 ordenó degollar al máximo referente sindical de entonces, Tucapel Jiménez. Que Novoa no esté tras las rejas, sino que las oficie de parlamentario, es de veras sorprendente y deja de manifiesto la facilidad con que los chilenos olvidamos este tipo de cosas.
Entre las novedades podríamos apuntar, está el que para los despachos de prensa los heridos son indefectiblemente Carabineros y nunca hay civiles. De hecho no hubo heridos civiles para ningún periodista de televisión al menos, pese a que personalmente pude constatar que había varios. Que fue lo que yo mismo despaché, como trabajador de una agencia de noticias.
Siempre se crea una sensación de policías indefensos frente a las hordas de maleantes que se supone son los manifestantes. Ante tal conclusión, siempre recuerdo que en la última década existen al menos cinco casos de asesinatos de activistas políticos a manos de Carabineros, lo que no es menor y ameritaría a mi juicio una preocupación de la Comisión de derechos humanos de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
La policía uniformada señaló que en la jornada convocada por la multisindical CUT (Central única de Trabajadores) participaron 3.000 personas. Noticia que fue recogida con indisimulados vítores por El Mercurio de Santiago. Sin embargo, el dato resulta al menos curioso contrastado con los más de 750 detenidos que hubo, puesto que implica que se detuvo casi a uno de cada cuatro manifestantes. Lo que no se condice con el bloqueo de la principal arteria de la capital por casi seis horas ininterrumpidas.
Otro dato no menor es que sólo en Valparaíso marcharon casi 3.000 personas (desafío a alguien que haya visto alguna, una sola bendita imagen de esa demostración por televisión), lo que nuevamente contradice la estadística oficial. Por ello, ni hablar de Concepción o la Sexta región. Y por cierto de lugares cuyos ecos de la protesta nunca conoceremos.
El contraste fue dado por la sentida despedida del colega Julio López Blanco, al empresario Anacleto Angelini, un ejemplo brutal del periodismo travestido en relaciones públicas. Las frases laudatorias hacia quien acabó con un porcentaje importante del ecosistema de nuestro país (forestales e industria pesquera) y desarrolló un imperio en uno de los países con peor distribución de la riqueza en la región, resultó me temo esperable. Tan lógico como que el reportero fuera López Blanco, un colega sancionado por el Colegio de Periodistas luego de comprobarse su participación como encubridor o activo participante en el montaje de los asesinatos de cinco miembros de la familia Gallardo en 1975.
0 Responses to “LA PROTESTA Y LA PROSTITUCIÓN DEL PERIODISMO EN CHILE”
Leave a Reply