PRODUCIENDO A TODO RITMO SE ENCUENTRA EL YACIMIENTO CONTROLADO POR LA COMPAÑÍA MINERA DE TOCOPILLA, LO QUE INCREMENTA LA CUENTA CORRIENTE DE LOS INMORALES JEFES Y GERENTES. SIN EMBARGO, LOS TRABAJADORES SIGUEN DESEMPEÑÁNDOSE EN CONDICIONES INACEPTABLES QUE DEBEN SER FISCALIZADAS. EL POLÉMICO CONFIRMÓ LAS DENUNCIAS Y ACCEDIÓ A FOTOGRAFÍAS INÉDITAS QUE LO DEMUESTRAN…

En el último tiempo, nuestro periódico viene denunciando las pésimas condiciones en que laboran decenas de trabajadores tocopillanos en las faenas de Mantos de la Luna, perteneciente a la Compañía Minera propiedad del grupo económico Izquierdo-Menéndez. El presidente del Directorio es Santiago Izquierdo y el Gerente General, el famoso Juan Pablo Romero.
Esta empresa, situada 40 kilómetros al sur de Tocopilla y a la que se accede actualmente a través de un camino secundario que se ubica en el sector de Barriles, está generando millonarias ganancias a costa del sacrificio de muchos trabajadores tocopillanos y de otras localidades.
Las condiciones no mejoran y escuchar todos los meses una nueva denuncia al respecto, ya parece un cuento de nunca acabar.
A fines de 2005, nuestro medio se infiltró en la faena y comprobó los abusos de la empresa BDI, verdadera guarida de explotadores y estafadores.
El Polémico conversó con trabajadores de diferentes turnos y secciones de Mantos de la Luna, quienes confirmaron que en el lugar hay una serie de falencias que están a la vista.
“Se trabaja sin medidas de resguardo y seguridad. Estamos expuestos a una grave contaminación por polvo”, comenta un obrero que no da su nombre por razones obvias.
Tanto en la llamada “zona húmeda” como en la “zona seca” hay deficiencias en las condiciones laborales.
En la zona seca, en donde se encuentran los chancadores y las correas transportadoras, el polvo “acompaña” a los trabajadores en todo momento. Ahí están las partículas en suspensión cuando desayunan, cuando se cambian ropa y cuando caminan. Y más encima el container donde realizan la mayoría de estas actividades, está prácticamente en medio de la polvareda.
Los tocopillanos han pedido que el container se traslade, pero la contratista a cargo -Inmobiliaria Santa Bárbara- no lo ha hecho.
“Acá hay mucha suciedad, el polvo se mete en todos lados, desayunamos con polvo, es terrible y muy peligroso para nuestra salud. Sólo pedimos que se tomen las medidas básicas”, afirman los afectados.

¿PREVENCIÓN? DE RIESGOS

En materia de Prevención de Riesgos -según los trabajadores- hay serias falencias. Por lo mismo, en el lugar se han producido varios accidentes en el último tiempo. Como el de un trabajador que resultó con un dedo gravemente dañado, terminando con su hueso expuesto.
Durante la noche, queda en evidencia la falta de iluminación.
En lo que respecta a los caminos, estos han tenido algunas mejoras, pero aún falta una correcta señalización. Esto se hace necesario en los puntos en los cuales hay curvas repentinas y peligrosas que ya han ocasionado accidentes, como el sufrido la semana antepasada por una camioneta en el kilómetro 20. Y no es la primera vez: el año pasado una mujer sufrió en ese mismo lugar un accidente similar. Y aún no se toman las medidas para evitar que estos lamentables hechos se repitan.
A pesar del precario camino, hay conductores que transitan a exceso de velocidad por la ruta, llegando hasta los 140 k/h, no existiendo ningún control sobre este punto que pone en peligro a los demás vehículos y a quienes viajan con estos irresponsables choferes.
Recientemente, en la faena se formó un Sindicato, lo que tiene esperanzados a algunos trabajadores. Sin embargo, reconocen que la gran mayoría de ellos prefiere no hablar ni reclamar por temor a ser despedidos. Es costumbre de esta empresa perseguir a quienes luchan por sus derechos e impedir que los trabajadores se organicen.
“Existen comités paritarios, pero el Comité paritario en el área seca está compuesto principalmente por los mismos jefes”, comentan.

DESORDEN Y ESCASEZ DE AGUA

Los denunciantes indican que a la empresa sólo le interesa producir, sin importar que para hacerlo se vulneren los derechos de quienes laboran allí.
“Aquí sólo quieren producir y producir y hay un tremendo descontrol. Cuando se hacen ‘paradas de planta’ los miércoles, se genera un desorden, ya que la mayoría de los trabajadores hacen su pega sin los implementos de protección adecuados. Hay un apuro por hacer las cosas”, afirman.
Otro drama que se vive a 40 kilómetros de la ciudad es la falta de agua potable. El vital elemento escasea en el lugar, lo que lleva a las empresas a llevar agua embotellada desde la ciudad. Obviamente no dan abasto.

PRODUCCIÓN, SUELDOS Y TURNOS

Como si todo lo anterior fuera poco, los sueldos de los trabajadores no están a la altura de la importante labor de producción que desarrollan. Además, existe una enorme diferencia entre la remuneración de los obreros locales en comparación con el ingreso de los faeneros que vienen de otras ciudades.
“Nosotros entendemos que a ellos no les pagan viáticos ni pasajes, pero también encontramos injusto que se de esta enorme diferencia. Eso sí, esperamos que a ellos se les pague el traslado a sus zonas y que a nosotros nos ajusten la remuneración”, afirman.
“La producción está al 100%. Hay stock de sobra. Les alcanza hasta para llev ar mineral a Lipessed. Sin embargo, el bono de producción que nos pagan es una miseria”, señalan.
La jornada laboral es extenuante y en algunos casos sobrepasa las 12 horas. Los obreros reconocen que -a pesar del desgaste físico- muchas veces están dispuestos a laborar sobretiempo, pero lo que molesta es que en algunas ocasiones hay que “perseguir” a los jefes para que paguen esas horas.
Los trabajadores están concientes de todos estos problemas. Es probable que haya quienes se sientan cómodos trabajando en la faena, pues tienen la suerte de laborar dignamente y recibir un sueldo justo. Sin embargo, una gran mayoría de pobladores viven a diario la explotación y el abuso. No es ético hacerse millonarios a costa del sudor y la salud de los obreros.
Acompañan este artículo algunas fot ografías exclusivas tomadas al interior de Mantos de la Luna en los últimos días, las que muestran el polvo invadiendo todo a su paso.