ATRÁS QUEDÓ LA DICTADURA DE JUAN ARAYA Y MINERVA SALAMANCA. MARIO ZEPEDA ES EL NUEVO DIRECTOR DEL PLANTEL Y YA SE NOTAN LOS PRIMEROS CAMBIOS

A pesar de que el profesor Héctor Carriel dice respirar el mismo aire de siempre, es evidente que en el Liceo Domingo Latrille se respiran nuevos aires.
Con la partida del ex director Juan Araya Cancino hace un par de años y la definitiva partida de Minerva Salamanca, el olor a podrido que rondaba en las dependencias del Domingo Latrille ha desaparecido.
“Vivimos una transición”, dice un trabajador del plantel y agrega que “han quedado muchas viudas con la partida de Minerva Salamanca”.
El nuevo director es un liceano, creador del escudo del establecimiento y que plantara hace muchos años los hermosos árboles que adornan el patio del plantel. Se trata del profesor Mario Zepeda, elegido democráticamente en el reciente concurso público.
Para quienes estudiamos en el Liceo y sufrimos la persecución de sus antiguos directivos, el cambio que se produjo es muy significativo.
Se acabó la inquisición, la represión contra aquellos alumnos –e incluso profesores- que piensan distinto o manifiestan puntos de vista críticos.
La nueva administración tiene que recuperar el prestigio que pedió el liceo e impulsar un nuevo trato hacia el alumnado y los apoderados, ampliando la participación democrática de todos los sectores. Esto implica un mayor diálogo, transparencia en los manejos económicos, elecciones del Centro de Alumnos informadas y libres, libertad de expresión, orientación de verdad a quienes la necesiten, tolerancia y respeto a la diversidad, etc.
Lo que tiene que importar de aquí en adelante no es dejar al alumno sin almuerzo porque andaba con la camisa afuera o llamar el apoderado de quien critique u opine cuando algo no le parece. Lo importante ahora es que el liceo cumpla con su objetivo: educar a los alumnos.
Ya no será una verdadera cárcel o “colonia dignidad”. Hoy sólo queda el recuerdo amargo de una época en la que una persona controlaba todo y a todos.
Pag. 5En el fondo, toda la lucha de alumnos y profesores progresistas dio sus resultados y hoy podemos sentirnos orgullosos de saber que hemos recuperado el liceo. Sólo queda confiar en la nueva administración y esperar con paciencia que se vayan notando los cambios.