Auque las autoridades de gobierno han salido a calmar los ánimos y a bajarle el perfil a las dudas planteadas por diversos sectores sociales, lo cierto es que el esperado decreto bien podría retrasarse más de la cuenta y existe la probabilidad de que recién a fines de año o comienzos de 2008 podamos contar con el documento que permitiría iniciar un plan de descontaminación.
Cuando sea firmado el famoso decreto, pasará a Contraloría, organismo en el que podría dilatarse el proceso.
Las empresas están felices. Pueden seguir contaminando tranquilamente durante los próximos meses, pues no hay ninguna normativa que impida que sigan emitiendo gases tóxicos y cancerígenos.
En esta etapa –y con la venia de las autoridades- las empresas han aprovechado de lavar su imagen haciendo entrega de supuestas obras y “regalos” a la población.
EL CAMINO DE ELECTROANDINA En la termoeléctrica están convencidos de que los tocopillanos somos estúpidos. Y tal vez tengan razón. Porque no faltan los que aplauden cualquier iniciativa efectista, sin pensar que el tema de fondo pasa porque la empresa deje de contaminarnos.
El jueves 22 de febrero se inauguró con bombos y platillos la gran “obra” de Electroandina con la presencia del mismísimo Gerente de la eléctrica, el belga colorín Lodewijk Verdeyen. La empresa entregó “a la comunidad” aproximadamente una cuadra pavimentada, lugar en donde antes sólo había tierra. El tramo corresponde al camino de acceso al gallinero de la Villa Prat o Zoológico Municipal de Carlos estay, vía que permite acortar distancias y acceder de manera expedita a las villas.
La ceremonia contó con la presencia de algunos dirigentes vecinales, autoridades y otros chupamedias de la empresa. El alcalde Luis Moyano se apoderó por algunos minutos del micrófono y se atribuyó hasta los temblores del último año. Todo lo ha hecho él. Desde la llegada de Dijon y el Banco Chile, hasta la intención de Korlaet de llegar al puerto.
"Moyano, Dijon... Moyano, Banco Chile... Moyano, Korlaet...”, decía el edil.
Además, aprovechó la ocasión para rogarle casi de rodillas al belga que traiga a Tocopilla nuevas unidades para –según él- “darle más trabajo a la gente”. Le faltó decir que también contaminarán más.
La pregunta que surge es: ¿Cuál es el aporte al ecosistema y a la salud de la población de un pequeño camino con pavimento de mala calidad que más encima era material sobrante? ¿Qué sacan con instalar 2, 3 o 4 caminos nuevos si el problema está en la empresa y en sus procesos? ¿O acaso la cueca que se bailó el “chico” Peralta constituye algún aporte?
Simplemente se trata de una forma de lavar la imagen de la empresa en momentos en que todos están pendientes del aire que respiramos. Un acto hipócrita y burlesco que es avalado por las autoridades comunales y gubernamentales.
EL PILLO MURO DE LIPESSED Para la risa es la medida de mitigación y de supuesta “gestión” de la Planta Lipessed de la Cia. Minera de Tocopilla. Sabido es que esta empresa tiene totalmente contaminado el borde costero del sector sur de la ciudad con sus acopios de material estéril con concentrado de ácido sulfúrico. Constantes son los derrames al mar y las filtraciones.
Debe haber estado de humor Don Juan Pablo Romero, gerente de la Compañía Minera, cuando se le ocurrió burlarse de la población mandando a poner un muro de alrededor de 10 metros de largo y no más de 1,50 m. de alto frente a las verdaderas montañas de tierra contaminada con ácido.
¿Alguien puede entender para qué sirve un muro de esas características cuando tenemos cerca de 400 a 500 metros de borde costero repleto de tierra con ácido?
Es un chiste. Con suerte cubre el 5% de la superficie contaminada y expuesta a la marea. No sirve para nada. Sólo para la risa. Así se burlan de los tocopillanos.
LO QUE VIENE La única manera de evitar que todo esto se transforme en un tongo es estando alertas como ciudadanía. No hay que permitir que se dilaten los plazos más allá de lo razonable. Nuestra salud y nuestra vida no tienen plazo. Es ahora o nunca. Se trata de nuestros padres, hermanos, hijos, amigos, vecinos. Todos están expuestos a sufrir las consecuencias de vivir en una ciudad contaminada y con autoridades que no sirven para nada.
Artículo publicado en edición Nº 67, del 16 de marzo de 2007.
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