POBLADORAS SE SIENTEN DISCRIMINADAS Y EXIGEN AYUDA... EL SUEÑO DE LA CASA PROPIA Y LA ESPERANZA DE UNA MEJOR CALIDAD DE VIDA SE DESMORONÓ CUANDO LES ENTREGARON VIVIENDAS DE 3 X 4 CON PATIOS QUE REQUIEREN URGENTEMENTE UN MURO DE CONTENCIÓN.
Cuesta creer que en pleno 2007 y tras numerosos anuncios gubernamentales que hablan de una nueva “política habitacional”, un grupo de pobladoras esté viviendo una verdadera pesadilla con sus nuevas casas.
Se trata de un grupo de 10 familias pertenecientes al Comité de Allegados “Nueva Esperanza”, quienes el 30 de marzo pasado –sin ceremonia- recibieron las llaves de sus nuevas viviendas ubicadas en el sector norte de la ciudad, en el pasaje Lluta de la población 5 de octubre.
Pero la “nueva esperanza” que movía a estas tocopillanas y el sueño de la casa propia por el que venían luchando desde hace años, se desmoronó cuando comprobaron que sus viviendas cuentan con un diminuto espacio de sólo 3 x 4 metros, además de una caseta de baño. Como si esto fuera poco, el patio de las casas presenta un desnivel que les hace imposible pensar siquiera en realizar ampliaciones o arreglos. Y es más, en una de las viviendas quedó un desagradable “recuerdo”: los restos de una antigua estructura de cemento pertenecientes a una fundición.
“Las casas se entregaron sin ceremonia, sin cinta y sin autoridades. A lo compadre. Se entregaron porque el municipio no tenía guardias para cuidar el lugar y estaban entrando a robar y podía pasar algo. Las llaves las entregaron en una bolsa de supermercado Colón”, recuerda una de las vecinas.
DINÁMICAS “SIN DEUDA”Se trata de viviendas dinámicas sin deuda, según explican las pobladoras. Sin embargo, esto último sólo se queda en el nombre, pues a las familias se les cobra –aparte de los 180 mil pesos iniciales- un total de 440.000 por concepto de avalúo.
“Lucía Plaza de Serviu nos dijo que cada casa no pagaba más de 80 mil pesos, pero al entregar las viviendas nos llegó una carta en la que nos dicen que debemos pagar un avalúo por cada casa de 480.000 pesos, el que después se rebajó a 440.000”, explica otra pobladora.
Y la plata es lo que más hace falta.
“Nos conseguimos plata para los muros de los costados. Y con el subsidio se pagó agua y otras cosas. Pero no tenemos como financiar estos pagos y los arreglos que obligadamente tenemos que hacer para poder habitar estas casas”, afirman.
AUTORIDADES NO ESTÁN NI AHÍ
Las dueñas de casa destacan que todos sus trámites fueron legales y que su grupo jamás realizó tomas.
Afirman que el Serviu les plantea como solución optar a una Segunda Etapa, trámite que no es inmediato y que no les permite tener una calidad de vida digna en las actuales condiciones.
La vecina Ana Sepúlveda cuenta que a comienzos de año pensaba que le iban a entregar una vivienda más digna.
“Es triste, porque yo estuve soñando con una casa por años. Yo pensaba estar habitando mi casa y no lo puedo hacer por el asunto del muro de contención que no tenemos. Yo, personalmente, he gastado cerca de 120 mil pesos en arreglos. Más agua y luz que ya estamos pagando. Y tenemos que pagar esos servicios acá y en donde vivimos como allegados o arrendatarios”, señala.
“Las casas son pequeñas. Pones una cama de dos plazas y un velador y no cabe nada más. Ni siquiera cocina puedes poner ahí. Nos dijeron que nosotros no habíamos entrado en la política habitacional de la presidenta y yo no entiendo. Y ella dijo que no se entregarían más este tipo de casas. Y se entregaron en marzo de 2007”, agrega.
Ana dice que no quieren más promesas, “queremos hechos”.
SORPRESITA EN SU PATIO Y FALSAS PROMESAS
Para la pobladora Yésica Herrera, secretaria del Comité, a todos los problemas relatados se suma la desagradable sorpresita que dejaron en su patio al entregar las casas.
“La rabia más grande que tengo es que cuando empezaron a hacer la casa yo hablé con el contratista, porque a mí me tocó una estructura antigua de cemento de una empresa fundidora en el patio. Y yo les pedí que lo echaran abajo y no quisieron. Yo averigüé y me piden 200 mil pesos por botar la estructura. ¿De dónde voy a sacar? Y hay que comer y pagar luz y agua. Tratamos de botar esto a pulso y no se puede”, comenta.
“¿Dónde están las autoridades de Tocopilla? Han venido todas estas veces a pasearse, se tiran la pelota unos a otros y no dan solución. Nos dicen que postulemos a la segunda etapa. Pero lo que nosotros queremos es el muro de contención en los patios y que no nos cobren la cantidad de plata que nos están cobrando por el terreno”, añade.
“El alcalde se comprometió a hacer el muro de contención donde terminan las casas y empieza el patio. Después se comprometió a mandar unas camionadas de tierra, arena y ripio y hasta el día de hoy no pasa nada”, afirma Yésica.
“El alcalde decía que iba a apoyar al pueblo, pero se olvidó”, sentencia.
“QUE SE VENGAN A VIVIR UN DÍA ACÁ”La presidenta del Comité de Allegados, Maggi Díaz, afirma que hasta el momento ninguna autoridad ha querido hacerse cargo del problema.
“Esto lo hicimos público en La Prensa y salió el seremi de vivienda diciendo que él nos ofreció una segunda etapa que se va a demorar. Y no se contempla el muro. Ni siquiera los patios están divididos. El alcalde dijo que no podía hacer nada. El gobernador con muchas palabras bonitas pero tampoco hizo nada. Y nos dicen que supuestamente es más caro el terreno en este lugar. La nueva política habitacional salió en mayo del año pasado y este año con mayor razón. Y quedamos afuera. Es una discriminación. Como somos 10, no nos tomaron en cuenta. Somos uno de los pocos grupos que hemos trabajado callados”, explica.
“Yo le diría a las autoridades que hicieran el intento de venir a vivirse un día acá para ver cómo estamos viviendo nosotros. A ver si les gustaría vivir en una pieza como estamos nosotros. Y los baños con filtraciones. Ahora llegaron recibos de luz a las casas y a una de ellas les llegó un recibo por 10.000 pesos. Y no puede ser, si las casas no están habitadas. Me gustaría que se vinieran a vivir acá un día. A ver si soportan el frío, que se les metan por los patios. A ver si ellos lo van a soportar”, indica.
Por su parte, la vecina Ana Sepúlveda reitera su llamado:“Ellos están bajo un techo bien seguro y nosotros no. La directiva y las vecinas se han sacrificado y no ha valido la pena. Salimos al patio y nos encontramos con la pesadilla. De un sueño a la pesadilla. Hay una empresa incógnita que está con nosotros. Ojalá se sumen más empresas. Lo necesitamos urgente. Tocopilla dicen que es bien solidario. Que se vea la solidaridad, ya que las autoridades no están con la gente”, concluye.
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