Un sismo de mediana intensidad sacudió la tarde de este lunes a las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, sin ocasionar daños ni desgracias personales, de acuerdo a los informes de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi).

El temblor se registró a las 18:36 horas, percibiéndose con una fuerza de V grados en la escala de Mercalli en Iquique, Huara, Alto Hospicio, Camiña, Mamiña y Pozo Almonte; IV grados en Coya y Pica; III grados en Arica; y II en Sierra Gorda, Calama, Codpa, Putre y Tocopilla.

En tanto, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS en su sigla en inglés) indicó que el sismo tuvo su epicentro 195 al noreste dce Iquique y a 109 kilómetros de profundidad, registrando una magnitud de 5.5 grados en la escala de Richter.

La sacudida generó pánico en la población, no sólo por la sensibilidad que existe en el país tras el terremoto y maremoto que afectó el pasado 27 de febrero a la zona centro sur, sino que por la información que traía en portada un matutino de circulación nacional y que revivió el temor que despierta el gran sismo que se espera desde hace años en todo el norte, similar al ocurrido en 1866 y 1867.

El tema lo abordó en una entrevista al diario Las Últimas Noticias el profesor de Geofísica de la Universidad Louis Pasteur y de la Universidad de Chile Armando Cisternas, quien sostuvo que “entre Antofagasta y Arica existe una región de 450 kilómetros de largo donde hubo un terremoto enorme en 1877. Junto con este terremoto, de magnitud 9, también vino un tsunami enorme que afectó Arica, Iquique y todas las ciudades de la costa”.

Explicó que, desde entonces, esa zona no ha vuelto a romperse, “entonces toda la convergencia entre las dos placas, que ha deformado el material en esa zona sin romper, está allí presente. Y cada año aumenta un poquito más”.

Para el especialista están entonces todas las condiciones para que se registre un fuerte sismo, que podría ser de 9.0 grados Richter y que implicaría un desplazamiento de 12 metros de las placas Sudamericana y de Nazca.Y todo eso se traduciría en un maremoto de olas que podrían alcanzar los 20 metros.

Y aunque no descartó que la energía que podría desencadenar el gran sismose libere en la forma de pequeños terremotos, sostuvo que “siempre hay que ponerse en el caso más extremo”.

En Tocopilla el sismo apenas se percibió, pero provocó intranquilidad por la gran cantidad de familiares que viven en Iquique y que intentaron comunicarse.