Por Fernando san Román B.
http://sanroman.blogspot.comEn esta edición publicamos una entrevista a los dirigentes del Comité de Cesantes de Tocopilla. En el diálogo, los representantes de un numeroso grupo de desempleados del puerto, critican la insensibilidad de las autoridades y anuncian movilizaciones. Dicen que esa es la única manera de lograr que los que ejercen el poder se preocupen de las necesidades de los más necesitados.
La cesantía es un problema que ha marcado a la ciudad en los últimos años y ha sido motivo de marchas a Antofagasta, cacerolazos, ollas comunes y hasta huelgas de hambre.
La solución más famosa para enfrentar esta grave problemática ha sido la ejecución de programas de empleo de emergencia o de absorción de mano de obra.
Sin embargo, pocos se han puesto a pensar que estos famosos proyectos no son más que una solución parche, una aspirina que sirve en determinado momento, pero que tarde o temprano deberá ser reemplazada por una respuesta concreta y definitiva.
No podemos basar la réplica a la cesantía en peguitas esporádicas, que de seguro son de mucha ayuda para quienes a veces no tienen como parar la olla, pero que posteriormente concluirán por unos meses, dejando nuevamente a la deriva a decenas de pobladores que recurren a esta opción. Además, sólo pueden optar a un bajísimo sueldo, cercano a los 67 mil pesos y con suerte al sueldo mínimo.
Lo que requerimos es enfrentar el problema con una mirada de mediano y largo plazo, promoviendo las ideas de fomento productivo y el surgimiento de pequeñas y medianas empresas que aseguren estabilidad.
Tenemos un inmenso mar, cerros llenos de recursos y una veta turística sin explotar aún.
Ideal sería contar con un Estado fuerte, que participe en la creación de empresas públicas que produzcan y den trabajo. O que, por lo menos, apoye a quienes emprenden y quieren invertir, no como hoy día en que se legisla para seguir beneficiando a las grandes empresas, mientras los pequeños y esforzados trabajadores se sacan la cresta y terminan quebrando.
Actualmente, esperamos que los cesantes de nuestro puerto puedan optar a cupos de empleos de emergencia, ya que no se vislumbra otra opción inmediata para enfrentar este problema social. No obstante, al mismo tiempo se deben hacer todos los esfuerzos para avanzar en la línea de las soluciones concretas, con fomento productivo y apoyo decidido a las pequeñas y medianas industrias.
Este modelo de crecimiento desmesurado, en el que sólo importa aumentar las utilidades de las grandes empresas –nacionales y transnacionales-, debe avanzar hacia un modelo de desarrollo que tenga como eje central al ser humano y sus necesidades básicas.Tocopilla podría ser el ejemplo. De todos depende hacer entender a los poderosos que ya no se les va a permitir que nos sigan maltratando.
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